¿Lo sientes? Cada vez es más rotundo, más penetrante, más filoso, más evidente. Cada vez se disculpa menos al abofetearte. ¿Lo sientes? Ya no es cosa mía, o de un par, o de dos. Ya son millones de ojos por los que brotan esas lágrimas sucias. Puedes encontrarlo detrás de cada esquina, en cada bote de basura, tras los bollones de caramelos y en los coches de los niños pequeños. En el ascensor, en el café de las siete y media, en el agujero de un calcetín, en muchos árboles de navidad. Ya le han puesto palabras, y por eso se ha vuelto más real y más nítido. Y le han puesto rostros, además de los nuestros. Nadie planea una vuelta atrás, pocos quieren soluciones a largo plazo, todos opinan según les conviene, porque también lloran lágrimas sucias. Y mientras tanto la tierra bebe sangre, y también beben sangre los ojos inocentes, quienes lo sentirán aún con más fuerza… Y tú… ¿qué piensas?
Nihilo
Esto lo escribía una Flor cierto domingo, diciembre 11, 2005 0 que me quieren hoy
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Tilín
Esto lo escribía una Flor cierto sábado, diciembre 03, 2005 0 que me quieren hoy
Etiquetas: De antes
still here?
Empiezan las clases. Intento adoptar hábitos de buena estudiante que madruga... :D
Otra historia de amor que no es más que un loco delirio cotidiano.
Cientos de sonrisas medialuna; y una medialuna al revés.
Un cuadro con muchos colores;
Una libreta que perdí.
Un beso "que supo a beso", y que aún arde en mi boca...
La luna llena que me siguió y evitó que me sintiese sola y descolocada.
Hoy estoy de pie. Me ensucio las manos de amor y reconozco rostros entre la multitud que quieren beber mi alma...
There’s a Light inside I cannot ignore…
Esto lo escribía una Flor cierto jueves, septiembre 22, 2005 0 que me quieren hoy
Etiquetas: De antes
De mi libreta, ayer.
¡OH, mi querida libreta! ¡Es un placer tenerte entre mis saladas manos!
No sé qué hora es; hoy es un día de relojes olvidados y cartas apiladas en la escalera del edificio. No sé qué hora es, pero la mañana está preciosa. Salí de casa a las seis, cuando la noche aún cubría con su manto la isla. Las farolas iban haciéndome guiños mientras el pueblo iba, poco a poco, despertando. Quise atrapar el momento para más tarde. Para cuando olvide lo maravilloso que es beber sal y sol mañanero. Obtuve como resultado un puñado de fotos de horizontes torcidos, que no fue más grande porque me quedé sin baterías. Bueno, yo no; la cámara.
Ya hay luz en la playa. El cielo-acuarela se viste de jacarandá y algodón de azúcar. El mar da lengüetazas a la arena, adornándola así con frágiles coronas blanco jazmín. Oscura y a lo lejos, flotando entre las nubes que no me permiten ver cómo se sumerge en las aguas; se recorta la silueta del vigilante. El Teide, quién parece observarme con los mismos ojos que lo observo yo, me da los buenos días.
Hace minutos me di un chapuzón. Pasó un señor mayor, y no entendí bien lo que me dijo. Podía haber sido “buenos días” o “¿está fría?”. Yo le respondí que estaba buenísima, y su cara me llevo a pensar que quizás sólo me estuviese saludando. En fin…
La ducha estuvo aún mejor, lavando de mi piel la sal y evitándome así la habitual reacción alérgica a la misma (si, ya lo sé; soy patética). Adelante, más allá del veterano jugando con su perro, y más allá de la costa; allá, detrás del Teide, comenzó a salir el sol mientras aún me duchaba. La ducha duró lo que tardó el sol en salir de su escondite. Me vestí: calcetines y camisa a rayas, camisa de rejilla negra, falda. Bolso enorme con todo mi arsenal: libreta, bolígrafo, cámara, toalla, patines, llave. Sí; toda yo. Nada que eche de menos. Me senté a escribir dando gracias de haber traído mi libreta. Dejé que la tinta garrapateara unos minutos en el papel, y ahora busco una frase última y un punto final. Escribo: “El sol se esconde tras una nube de malvaviscos; y yo observo a la distancia todas las historias que se mecen entre las olas y se mueven tras las rocas.” Y luego: “Punto final.”
Futuro... ¿nunca jamás?
¿Se imaginan a Peter Pan teniendo que decidir su futuro laboral? Seguro que le hubiese desconcertado sobremanera...
Así me siento desde hace tiempo. Tengo que dibujar cuanto antes el esqueleto de mi vida. ¡Qué frustración! Si dependiese de mi no lo haría; simplemente dejaría todo fluir... Pero según parece arrastro un caparazón de tortuga que contiene en él a toda mi familia... Y... no, negativamente; no tengo mi futuro en mis manos. Desgraciadamente, tengo sólo una parte.
Fue un curso de perros. Contar hasta cien cada mañana para no hundirme en los asquerosos recovecos de mi mente donde me retorcía deseando la muerte y destrucción del género humano en su totalidad. Asqueándome hasta de mi propio aroma y de mi propia sombra. Sólo su recuerdo me impidió muchas veces tomar medidas urgentes en todo sentido. Sólo su recuerdo. ¿Más cobarde? ¿Más cuerda? ¿Más loca? No lo sé... pero, eso sí; llenó mis horas de algo más que murmullos inteligibles o sueño provocado.
Asqueándome de esta sociedad superficial y materialista. Asqueándome de la costumbre de comer vida y sangre. Asqueándome del asco e intentando comprender. Con una máscara que descubrí fácil de usar. My smile still stays on, and show must go on. Inestable. Violenta. Hipersensible. En ocasiones frívola y engreída. O insensible. Incluso sonreí el día en que me arrastré hasta el refrigerador y devoré con ansias un trozo de carne cruda. Luego quise morir. Perdón. Quizás quise matar. Pero, después de todo... ¿cuál es la diferencia?
También hubo momentos dulces. Claro que sí. Pero todo es parte de todo.
¿El resultado de este año? Muchas cicatrices y bastante energía para seguir. La suficiente, al menos. Y tres suspensos en el boletín de calificaciones, con lo que "me cargué" mi “futuro”. Veré de donde me agarro. Mientras les contaré, en estos días, a qué me gustaría dedicarme y las trabas que veo laboral y socialmente; entre otras cosas, y ustedes son libres de intentar influir en mi decisión.
Que pesado y serio me ha resultado todo esto…
Es la 1:59 a.m.
Hay luna llena. La noche está preciosa.
La habitación se llena de aroma a madreselvas;
del patio trasero de la casa en ruinas.
Un gallo canta.
-----"Kikirikí"
(¿El futuro está aquí?)
Ahora
Sólo quiero un rinconcito para mí... Pero saboteo cada intento; y todo a mis pies se cae.
Siempre quise entender lo que me rodeaba. Aún en plumas me tiré en trampolín a mares de libros de física, teología, filosofía, psicología… para acabar empapada de incertidumbres. Hoy odio la física. Odio la psicología y creo, desgraciadamente, en el poder del cerebro. O por fortuna. Sólo sé que no me hace más feliz saber que los sentimientos se reducen a duchas hormonales. Y quiero creer que recibo a personas; no a estímulos sensoriales… pero ya es tarde. Demasiado tarde; ¿verdad? Y no hay ya vuelta atrás.
La filosofía me duele. Me duele como ninguna otra cosa. Me duele desde el crepúsculo de mis primeros ídolos; me duele desde los primeros instantes en la caverna; me duele… no cumple su cometido; no me hace… feliz.
Naufragio entre certidumbres cual dagas de hielo; lo poco que me devuelve el hálito se marchará pronto. Yo me marcharé. Siempre lo hago. Quien va conmigo y en mí me mantiene con vida. Quien va conmigo arrastrándome… me mata lentamente. A veces me gustaría acabar de una vez con todo; cómodamente tumbada y en armonía con el suelo. De verdad me gustaría; pero al acabar de planearlo llega uno de esos instantes color vida, y acariciándome suavemente el mentón parece decirme: -tranquila, pequeña… todo va a salir bien. Entonces despierto para mirar lúcida los horizontes ante mis ojos; aunque los negros y grises que ostentan no me otorguen la energía que necesito para caminar hacia ellos.
Dokyo
"Holaquetal"? Estoy de vuelta!!! He estado perdida en casas con aires de nebulosa y árboles de mango. Me siento con fuerzas para continuar- empezar- salir... (Busco una palabra que signifique "impulso vital que lleva al ente a un estado de resignada tolerancia hacia la sociedad a la que pertenece/ dimensión que habita; a pesar de las injusticias, fallos, aberraciones y estupidez de la misma. Acción de buscar en unos ojos o en un vaso de agua el sentido de los fines rotundos y las pequeñas sonrisas tamaño universo, y no sentir el hielo al vislumbrar sólo la sombra de los objetos”)